Por un momento miraron al sacerdote (que se identificaba por su atuendo) y cambiándose miradas burlonas uno de ellos quitándose los audífonos le dijo así:
-Oiga Padre si después de hacer toda su vida cosas buenas, muriera y se encontrara con que Dios no existe, ¿No cree que habría desperdiciado toda su vida?
El sacerdote con calma le contesta:
-Quizás sí, habría desperdiciado 50, 80 o 100 años, no sé cuántos me concederá Dios. Pero si existiera, tú saldrías perdiendo más, pues habrías perdido toda la eternidad sin estar con Dios.
El joven volvió a ponerse sus audífonos y prosiguió escuchando su música.
Anónimo