domingo, 31 de julio de 2011

El amor verdadero

Un famoso maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que estaban en contra del matrimonio. Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando éste se apaga en lugar de entrar en la hueca monotonía del matrimonio. El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relato lo siguiente:
"Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayó. Mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta. A toda velocidad, rebasando, sin respetar los altos, condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracias, ya había fallecido.
durante el sepelio, mi padre no habló, su mirada estaba perdida. Casi no lloró.
Esa noche sus hijos nos reunimos con él. en un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. Él pidió a mi hermano teólogo que le dijera, dónde estaría mamá en ese momento.
Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó cómo y dónde estaría ella.
Mi padre escuchaba con gran atención.
De pronto pidió:-llévenme al cementerio.
-Papá-respondimos-. ¡Son las 11 de la noche! No podemos ir al cementerio ahora.
Alzó la voz y con mirada vidriosa dijo:
-No discutan conmigo por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años.
Se produjo un momento de respetuoso silencio. No discutimos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador, con una linterna llegamos a la lápida. Mi padre la acarició, oró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos:
-Fueron 55 buenos años...¿Saben? Nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así.
Hizo una pausa y se limpió la cara.
-Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis. Cambié de empleo- Continuó.
Hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de seres queridos, rezamos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores...
-Hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por qué?, porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera...
Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lágrimas. Lo abrazamos y él nos consoló:
-Todo está bien hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día.
Esa noche entendí lo que es el verdadero amor. Dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, mas bien se vincula al trabajo y al cuidado que se profesan dos personas realmente comprometidas".
Cuando el maestro terminó de hablar, los jóvenes universitarios no pudieron debatirle. Ese tipo de amor era algo que no conocían.

Ojalá algún día puedas encontrar un amor así, y si lo encuentras, jamás, pero jamás lo dejes ir...

Anónimo.

viernes, 29 de julio de 2011

Los hijos son como los buques

Al mirar un buque en el puerto imaginamos que está en su lugar más seguro, protegido por un fuerte amarre.
Sin embargo, sabemos que está allí preparándose, abasteciéndose y alistándose para zarpar, cumpliendo con el destino para el cual fue creado, yendo al encuentro de sus propias aventuras y riesgos.
Dejando su estela y dependiendo de lo que la fuerza de la naturaleza le reserve, tendrá que desviar la ruta, trazar otros rumbos y buscar otros puertos.
Pero retornará fortalecido por el conocimiento adquirido, enriquecido por las diferentes culturas recorridas. Y habrá mucha gente esperando feliz en el puerto para celebrar sus millas navegadas.
Así son los HIJOS. Tienen a sus PADRES como puerto seguro, hasta que se tornan independientes.
Por más seguridad, protección y manutención que puedan sentir junto a sus padres, los hijos nacieron para surcar los mares de la vida, correr sus propios riesgos y vivir propias aventuras.
Cierto es que llevarán consigo los ejemplos adquiridos, los conocimientos obtenidos en el colegio, pero lo más importante estará en el interior de cada no, en el timón de su corazón:
LA CAPACIDAD DE SABER SER FELIZ
Sabemos que no existe felicidad inmediata, que no es algo que se guarda en un escondite para ser dada o transmitida a alguien.
El lugar más seguro para el buque es el puerto. Pero no fue construido para permanecer allí.
Los padres piensan que serán el puerto seguro de los hijos, pero no pueden olvidarse que deben prepararlos para navegar mar adentro y encontrar su propios lugar, donde se sientan seguros, con la certeza que deberá ser, en otro tiempo, un puerto para otros seres (los nietos).
Nadie puede trazar la ruta de los hijos, lo que sí podemos hacer es tomar conciencia y procurar que lleven en su equipaje VALORES como: HUMILDAD, SOLIDARIDAD, HONESTIDAD, DISCIPLINA, GRATITUD Y GENEROSIDAD.
Los hijos nacen de los padres, pero deben convertirse en CIUDADANOS DEL MUNDO.
Los padres pueden querer que haya siempre una sonrisa en los hijos, pero no pueden sonreír por ellos.
Pueden desear su felicidad, pero no pueden ser felices por ellos.

LA FELICIDAD CONSISTE EN TENER UN IDEAL PARA BUSCAR, Y LA CERTEZA DE ESTAR NAVEGANDO EN MARES ABIERTOS CON RUMBO Y MARCACIÓN HACIA ESE LOGRO.

Los padres no deben seguir la travesía de los hijos y los hijos nunca deben descansar en los logros de que los padres alcanzaron.
Los hijos deben hacerse a la mar desde el puerto donde sus padres llegaron y como los buques, partir en busca de sus propias conquistas y aventuras.
Para ello, requieren ser preparados para navegar en la vida, con la certeza de que: "QUIEN AMA EDUCA"
¡Cuán difícil es soltar las amarras y dejar zarpar al buque!...
Sin embargo, el regalo de amor más grande que puede dar un padre es la autonomía!

¡Buen viento y buena mar, hijos!


Autor desconocido


lunes, 25 de julio de 2011

Con el tiempo

Con el tiempo, se aprende la diferencia entre dar una mano y socorrer al necesitado. Con el tiempo, se aprende que amar no es sólo apoyarse en el otro. Y que no siempre todas las compañías significan seguridad. Con el tiempo se empieza a aceptar las pequeñas derrotas, sabiendo que cada una nos deja algo por aprender. Con el tiempo aprendemos a caminar con la cabeza erguida y la vista hacia el horizonte.
Con el tiempo se descubre que el futuro no está a nuestro alcance si no sabemos hoy hacia dónde queremos ir. Que de nada sirve hacer planes si nuestros pies están quietos; que el sol quema si nos quedamos expuestos mucho tiempo.
Con el tiempo, se aprende que alguien nos puede herir de vez en cuando, por lo que es mejor estar predispuestos a perdonar de antemano, sabiendo que si perdono, estaré mejor.
Con el tiempo, se aprende que el diálogo alivia muchos dolores emocionales. Con el tiempo, se aprende que lleva años construir una confianza y apenas unos segundos destruirla.
Con el tiempo, se aprende que puedo hacer cosas en un instante, de las que puedo arrepentirme por el resto de mi vida.
Con el tiempo, se aprende que no importa lo que tienes en la vida, sino quién eres en ella, que los buenos amigos son la familia que se nos permite escoger.
Con el tiempo, se aprende que no somos dueños del tiempo, y que cada instante es único e irrepetible, que no volverá a suceder en nosotros, y que es conveniente a cada instante estar bien con la persona que estamos, porque puede ser que ese momento no vuelva a repetirse.
Con el tiempo, se descubre que lleva mucho tiempo ser la persona que se quiere ser. Con el tiempo, se aprende que no importa adónde llegaste, sino hacia dónde estás yendo, pero que, si no sabes para dónde estás yendo, cualquier lugar no te hará feliz.
Con el tiempo, aprendes que ser flexible no significa ser débil, ni cobarde, pues no importa cuán delicada y frágil sea una situación, siempre existen dos lados.
Con el tiempo, aprendes que los héroes son aquellas persona que hicieron lo que era necesario hacer, enfrentando las consecuencias, yendo más allá.
Con el tiempo, aprendes que la paciencia requiere de mucha práctica, y que es la mejor compañera en caso de indecisiones.
Con el tiempo, descubres que tienes más de tus padres de lo que suponías.
Con el tiempo, aprendes que cuando estás irritado, no te da el derecho de ser cruel con los demás.
Con el tiempo, descubres que porque alguien no te ame de la manera que quisieras que te ame, no significa que no te ame con todo lo que puede, pues exiten personas que aman, pero simplemente no saben cómo demostrarlo.
Con el tiempo, aprendes que no siempre es necesario ser perdonado por alguien, y que algunas veces tienes que aprender a perdonarte a ti mismo.
Con el tiempo, aprendes que con la misma severidad con que juzgas, tú también serás juzgado.
Con el tiempo, aprendes que el tiempo es algo que no pudes volver atrás, pero sí puedes controlar tu presente y trabajar con vistas al mañana, y hacer tu vida más agradable y feliz, por lo tanto, planea el jardín de tu vida y decora tu alma, en lugar de esperar que alguien te traiga flores.
Con el tiempo, aprendes que sí puedes, y que puedes ir mucho más lejos, en lugar de quedarte a pensar que no se puede más.

Anónimo.

domingo, 24 de julio de 2011

Vuelo del alma

Cuando el camino se hace cuesta arriba, NO LO DEJES.
Cuando las cosas andan mal, como a veces sucede, NO ABANDONES.
Cuando no consigas resultados y se sumen los problemas, NO TE RINDAS.
Cuando quieras sonreir y sólo puedas suspirar, NO TE CAIGAS.
Cuando la suerte te sea adversa y no encuentres fuerza oara seguir, NO RENUNCIES.
Cuando no encuentres compañeros de lucha, NO TE APURES. ¡Hay manos que sostienen las tuyas!
Cree y siente en cada minuto de tu vida, deja que tu alma "vuele libre" por los jardines hermosos de la confianza en algo superior que llega donde nuestra visión no puede alcanzar, pero sí nuestro corazón puede sentir.
¡Tu alma desea estar libre para darte fuerza y estímulo! ¡INTENTA!
Cierra los ojos por algunos minutos y deja tus pensamientos volar por sitios de amor.
No podemos cambiar al mundo, ni quitar el dolor de la tierra, ni tener ya resueltos todos nuestros problemas, pero podemos a cada minuto mirar con ojos de amor a cada cosa.
Si pensamos que todo es pasajero, miraremos con cariño lo negativo que te encamina a la elevación y perfección, y luego observaremos con felicidad el cambio del mal en bien, de tristezas en alegrías.
Lo que hoy nos hace sonreír fueron las cosas que nos hicieron llorar ayer. Nuestras faltas de hoy también son las alegrías de mañana.
Las personas se van, los amores se pierden en el tiempo, los problemas se solucionan, hasta el mismo sol se va cada noche para renacer al día siguiente... ¡no te quedes en el medio del camino porque allá... algo te espera!

Anónimo