viernes, 26 de octubre de 2012

Como papel arrugado

Mi carácter impulsivo, cuando era niño me hacía reventar en cólera a la menor provocación, la mayoría de las veces después de uno de esos incidentes, me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quién había dañado.
Un día mi maestro, que me vio dando excusas después de una explosión de ira, me llevó al salón y me entrego una hoja de papel lisa y me dijo:
-¡Estrújalo! 
Asombrado obedecí e hice con él una bolita.
-Ahora- volvió a decirme- déjalo como estaba antes.
Por supuesto que no pude dejarlo como estaba, por más que traté el papel quedó lleno de pliegues y arrugas.
-El corazón de las personas- me dijo- es como ese papel... La impresión que en ellos dejas, será difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.
Así aprendí a ser más comprensivo y paciente. Cuando siento ganas de estallar, recuerdo ese papel arrugado.
La impresión que dejamos en los demás es imposible de borrar...
Más cuando lastimamos con nuestras reacciones o con nuestras palabras... Luego queremos enmendar el error pero ya es tarde... Alguien dijo alguna vez: "Habla cuando tus palabras sean tan suaves como el silencio".
Por impulso no nos controlamos y sin pensar arrojamos en la cara del otro palabras llenas de odio o rencor y luego cuando pensamos en ello nos arrepentimos. Pero no podemos dar marcha atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado en el otro.
Muchas personas dicen:
-Aunque le duela se lo voy a decir...
-La verdad siempre duele...,
-No le gustó porque le dije la verdad..., etc
Si sabemos que algo va a doler, a lastimas, si por un instante imaginamos cómo podríamos sentirnos nosotros si alguien nos hablara o actuará así...¿Lo haríamos?
Otras personas dicen ser frontales y de esa forma se justifican al lastimar:
-Se lo dije al fin...,
-Para qué le voy a mentir...,
-Yo siempre digo la verdad aunque duela...
Qué distinto sería todo si pensáramos antes de actuar, si frente a nosotros estuviéramos sólo nosotros y todo lo que sale de nosotros lo recibiéramos nosotros mismos ¿no?
Entonces sí nos esforzaríamos por dar lo mejor y por analizar la calidad de lo que vamos a entregar...
Aprendamos a ser compresivos y pacientes. Pensemos antes de hablar y de actuar...

Anónimo

Es bueno, pero es mejor...

Es bueno saber que hay hombres de ciencia, pero es mejor que seamos hombres de conciencia.
Es bueno saber lo que tenemos que hacer, pero es mejor hacer lo que debemos hacer.
Es bueno hacer planes y fijarse un propósito, pero es mejor llevarlos a cabo.
Es bueno desear el éxito, pero es mejor realizar las cosas necesarias para lograrlo.
Es bueno hacer promesas, pero es mejor cumplirlas.
Es bueno tener dignidad, pero es mejor no pisar la de otros.
Es bueno saberse amado y comprendido, pero es mejor amar y comprender a los demás.
Es bueno procurar no fracasar, pero es mejor ayudar al fracasado.
Es bueno buscar la verdad, pero es mejor hablar siempre con ella.
Es bueno tener fe, pero es mejor sembrarla en los que aún no conocen a Dios.
¡Es bueno ayudar para que te ayuden, pero hazlo ya porque el tiempo pasa!

Anónimo.