lunes, 2 de enero de 2012

Nunca me olvidaré

Nunca me olvidaré de mi madre;
por lo general estaba muy ocupada durante todo el día
pero al atardecer se daba prisa en terminar sus
quehaceres para recibir a mi padre.
Por aquel entonces nosotros no lo entendíamos,
y solíamos sonreír,
e incluso gastarle alguna broma.
Ahora no puedo dejar de recordar esa gran delicadeza
que ella mostraba con él.
Ocurriera lo que ocurriese,
siempre estaba preparada para recibirlo con una
sonrisa en los labios.
Ahora no tenemos tiempo,
los padres y las madres están tan ocupados
que cuando llegan sus hijos a casa,
no los reciben con amor, ni con una sonrisa.
Si ayudamos a nuestros hijos a ser lo que
deberían ser hoy y aquí,
entonces cuando llegue el día de mañana,
tendrán el valor suficiente
para hacerle frente con mayor amor.
Dado que el amor comienza en casa,
creo que desde el principio
debemos enseñar a nuestros hijos a amarse entre sí.
Eso, sólo lo pueden aprender de sus padres,
cuando ven el amor que se tienen entre ellos.
Creo que eso fortalecerá a nuestros hijos
para que en el futuro puedan dar ese amor a los demás.

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