martes, 29 de julio de 2008

La palabra

No hablaré mal de hombre alguno, de todos diré lo bueno que sepa.
Se necesita carácter y dominio de sí mismo para ser comprensivo y capaz de perdonar...
Un gran hombre demuestra su grandeza por la forma en que trata a los pequeños.
En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla, tratemos de imaginarlos por qué hacen lo que hacen...
Esto es mucho más provechoso e interesante que la críticay de ello surge la simpatía, la tolerancia y la bondad.
Saberlo todo, es perdonarlo todo.
Si el mismo Dios, Señor, no se propone juzgar al hombre hasta el fin de sus días. Entonces, ¿Por qué hemos de juzgarlo usted o yo?

Anónimo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Genial.