viernes, 1 de agosto de 2008

Huellas

Soñé que estaba caminando por la playa con el Señor y, a través del cielo pasaban escenas de mi vida. Por cada escena que pasaba percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena, una era mía y la otra del Señor.
Cuando la última escena pasó delante de nosotros miré hacia atrás y, noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaban sólo un par de pisadas en la arena. Noté también, que eso solo sucedía en los momentos más difíciles y angustiosos de mi vida.

-Señor, Tú me dijiste cuando resolví seguirte que andarías siempre conmigo todo el camino, pero durante los peores momentos de mi vida, había en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo por qué Tú me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba.

El Señor me respondió:
-Mi querido hijo, yo te amo, y jamás te abandonaría en los momentos de sufrimiento. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas, fue justamente allí donde Yo te cargué en mis brazos.

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