Nunca estés triste, piensa que la vida es un regalo, al que quizás aún ni le hemos sacado el envoltorio. Si tú estás triste, pondrás triste también a los tuyos, y eso no debes permitirlo, no querrás que los demás sufran por ti. Tienes que estar contento, para con ello acompañar el sufrimiento de los demás; piensa que una pena compartida es una pena disminuida.
Y también cuando los demás te vean no tendrán más remedio que fijarse en el ejemplo que les estás dando, y así sentirán menos su propia cruz.
Vé y cárgate de valor y fortaleza, porque es lo mejor que puedes entregarles para que ellos también sigan adelante.
Autor desconocido.
martes, 8 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario