domingo, 21 de marzo de 2010

El paradigma de la riqueza

Una vez un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a dar un paseo por el campo, con el firme propósito de que éste viera cuán pobres eran las gentes del campo; que aprendiera a dar valor a las cosas y lo afortunados que eran ellos.
Un día y una noche completos estuvieron conviviendo en una granja con una familia campesina humilde. Al concluir el viaje, y de regreso a su casa, el padre le pregunta al hijo:
-¿Qué te pareció el viaje, hijo?
-¡Muy bonito, papá!
-¿Viste qué tan pobre y necesitada puede ser la gente?
-¡Sí!
-¿Y qué aprendiste?
-Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina de 25 metros, ellos tienen un río que no tiene fin, a la orilla de su granja. Nosotros tenemos unas lámparas muy bonitas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta el borde de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Especialmente, papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo.

El padre se quedó mudo. Y su hijo agregó:
-Gracias, papá, por enseñarme lo ricos que podríamos llegar a ser.


Anónimo

1 comentario:

Mari dijo...

Sinceramente me gustó mucho el texto Fabi :)