No te sientas esclavo, ni aún esclavo.
Trémulo de pavor, piénsate bravo
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido,
que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo.
No la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora.
O como Lucifer que nunca reza.
O como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
¡Que muerde y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo tu cabeza!
Almafuerte
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